Con la magia de entrar a otro portal confieso que el mundo de la literatura infantil y juvenil es un mundo invisible para los escritores que escriben para adultos, y aunque vivo con una escritora que escribe para niños y jóvenes no me había percatado de ello. Hay como una niebla de luz que protege ese portal, ese universo.
Allá en la isla de donde vengo saltaba de una lectura a otra, un autor a otro, siempre fue el mundo de los libros escritos para niños y jóvenes el que más me atrajo de todos los géneros literarios. Solo hace unos pocos días, después de un encuentro fortuito con Mónica Rodríguez, comencé a ser consciente de ello, hasta ese momento mi mundo en Madrid en estos predios literarios solo había ido de la mano de Ketty Blanco Záldivar, Ana Rosa Díaz Naranjo (Albita) y Abdul Hadi Sadoun, más allá no creo que se me había permitido mirar, quizás en las librerías, en las bibliotecas o en los libros encontrados en la calle.
Caer de flay en una presentación de un libro para niños de la escritora Gracia Iglesias en el Salón del Libro Infantil y Juvenil de Madrid (SLIJM), en la imprenta Municipal de Madrid, invitado por Ketty Blanco, me hizo ver lo que hasta ese momento estuvo oculto para mis ojos y mi alma adulta. No es lo mismo leer los libros, que traspasar el umbral de la literatura infantil.
Después que eres invitado a este portal es imposible abandonar el recinto. Es montarte en un tren de chocolates y tocar su flauta.
No es lo mismo arrastrar con el morral donde guardo los ecos de Onelio Jorge Cardoso, Exilia Saldaña, Carlos Calcines, Luis Carlos Suárez, Luis Cabrera, Otilio Carvajal, Mildre Hernández, Emerio Medina, Rubén Rodríguez, Jorge Luis Peña, Ana Rosa Díaz Naranjo, Ketty Blanco, Joel Franz Rosell, Andricaín, Evelio Traba, como un botín familiar, que abrir la puerta de un mundo onírico al que no todos están invitados, porque las palabras a los niños tienen ese tamiz de magia, y es con esos nombres con los que he llegado al recinto de esta enorme literatura, a festejar la Nochebuena, la Navidad y el advenimiento de un nuevo año.
Es en la fantasía donde se retorna a los predios del cole y la vacaciones, a las mascotas imaginarias, a los personajes que todos alimentamos en nuestras noches luminosas o terroríficas. Una puerta que tiene muy bien cuidados sus cerrojos y muy guardadas sus llaves, porque este universo es un solo país.
Rafael Vilches Proenza
Lic. en Artes plásticas. Narrador, poeta y periodista independiente. Miembro de Honor de la Unión Nacional de Escritores de España. Ha obtenido numerosos premios, entre los que sobresalen los de poesía Dulce María Loynaz, por La luna entre nosotros (2019), y de narrativa Reinaldo Arenas, por Sálvame si puedes (2021). Recientemente le fue concedido en España el 1er Premio del III Concurso Nacional de Poesía y Cuento CIEMPOESÍA (2024).
Ha publicado además los libros de poesía: El único hombre (2005, Premio Nacional Manuel Navarro Luna), País de Fondo (2011, Premio Nacional Manuel Navarro Luna), Tazado en el polvo (2006, Premio Nacional Ciudad de Holguín), Tiro de Gracia (2011, Premio Nacional Emilio Ballagas), Dura silueta, la luna (2001), Lunaciones (2012, 2020), Café Amargo (2014), Antología de la Poesía Oral-Traumática y Cósmica de Rafael Vilches Proenza (2019), Dulce café (2020), De la isla cárcel a la flor de la libertad (2023, bilingüe, portugués-español), Vientos en el terrado, (Élida Ediciones, 2024) y Viento Terral | Land Wind (Élida Ediciones, 2024).
También ha publicado varias novelas, entre ellas: Ángeles desamparados (2001, 2012, 2016) e Inquisición roja (2019). Sus textos han sido traducidos al árabe, inglés, alemán, italiano y portugués, aparecen en antologías, revistas y periódicos de varios países. Reside en Madrid.