Si puedes contenerte en el crepúsculo
y aprisionas un verso embolismático
mejor será pedir a un catedrático
que te libere pronto de ese opúsculo.
No siempre brota en uno el paramédico,
a veces las palabras son disímbolo
que mueven las endechas como un símbolo
del loco acontecer enciclopédico.
Si la verdad navega en tu semántica
cuando en el verso intuyo lo pictórico
ya vas hacia el umbral de lo alegórico.
Anulo este sistema hipocalórico
del que adolece tu energía cuántica.
Testigo puedo ser, y nosomántica.
“Los caminos del verso”, un soneto de la narradora, poeta
e ilustradora cubano-española Ana Rosa Díaz Naranjo.