Cubierta de la novela "El hueco" (Ilíada Ediciones, Alemania, 2019), y su autora Ana Rosa Díaz.

Ensayo | Proximidad del “Alba” breve. Sobre una novela de Ana Rosa Díaz Naranjo

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Un componente muy digno de destacar de El hueco, es que, en un contexto literario de temática netamente habanera como el nuestro, sobresale la presencia de un personaje más: la ciudad-monte. La sinécdoque por excelencia de la ciudad-monte en Cuba, no cabe discusión, es Las Tunas. Así, que quienes la conocemos de veras asumimos sin énfasis el diseño del Siglo XXI en estas páginas y geografía, real irrealidad real. El deslumbramiento por tecnologías que hoy son obsoletas en Haití, pongamos por caso. La connivencia del trabajo rural (ineludible, sí, estimados-amigos-que-gustan-hablar-de-lo-que-no-saben. EMBRUTECEDOR también, estimados-amigos-que-gustan-hablar-de-lo-que-no-saben. Lo dice alguien que sabe) y las imágenes, no más que las imágenes, de una vertiginosa y posmoderna y absurda vida contemporánea, la cual odiamos porque deseamos, y viceversa, como hacen y hacemos y negamos siempre, animadversión y deseo hacia todo y todos y a sí mismos.
Los personajes de El hueco.
Las personas en el hueco.

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Y vaya que reímos. Esta novela destila sentido del humor. Finamente bordado por alguien que conoce el drama literal y cómo procede, nos sacude en fuertes rachas que, lejos de refrescar, soliviantan  el sabor amargo por la persistencia del estupro, el voyeurismo…, en fin, las parafilias sexuales resultado de la insatisfacción sexual resultado de normas sociales resultado de la conveniencia y no de, ¡ejem!, los sentimientos. El humor, digo, es más cruel, si cabe. La tetrapléjica y adorable viejecilla no es la tetrapléjica y adorable viejecilla del asqueroso lugar común. El sonriente y travieso niño de cachetes sonrosados, ibídem. Son monstruos. Nos reímos ante el teratológico espectáculo porque nosotros también formamos parte del show. O en determinadas circunstancias ejecutaríamos con perfecto donaire similares actuaciones. Pero líbrenos Dios de admitirlo. Sigamos oteando hacia la calle, por la que también pasan borrachos incestuosos, madonnas pervertidas, jefes corruptos.
Lo normal.

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La lógica El hueco no es cerebral, es nerviosa. No denuncia, no pontifica, no sustituye el periodismo en un contexto carente de periodismo. Es una fotografía sin manipular. Una novela. Literatura que, como todo arte, acaba siendo una biografía del género al que pertenecemos. Carnavalesca y arrollante, traumática y cotillera hasta el delirio, presume de unas secuencias no comunes en nuestras letras, donde tan poco o tan mal se ha leído a Severo Sarduy y Virgilio Piñera.
Yo me la juego con este libro, que más que libro se convierte, desde dentro,  en un descarado estudio de los procesos grupales en los últimos sesenta años. Advierto una vez más sobre el poscatolicismo en la sacramental (incestuosa) familia. El supuesto y baboso patriarcado donde probable y subrepticiamente siempre, o al menos en las últimas seis décadas, haya existido una extraña y no saludable forma de matriarcado. Desde mi hueco personal (no os asoméis: os veríais reflejados) estaré al tanto de las peripecias de El hueco. Probablemente odio reciba más que indiferencia. Muy bien. Ese enemigo que aborreces y atacas y contra el cual conspiras y pones tropiezos y creas calumnias, se llama espejo. Lo que hagas, te lo devolverá a cambio.
Seas quien seas.
Hagas lo que hagas.
Ay.

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Dice la Biblia que un ciego no puede guiar a otro ciego, pues ambos caerían en el hoyo. Ana Rosa Díaz Naranjo, Albita, con su luz (talento), examina este cubo de basura que nos vendieron a precio de oro (la vida), y al cual nos aferramos torpe y desesperadamente. Quizás al leer  El hueco no consigamos salir. Pero podremos mirar arriba. Allí, al alcance de la mano y las palabras, veremos un círculo azul. Desde Adán y Eva hasta la niña que pasa por la calle vestida de niña, el hombre y la madonna  impuramente puros (el jefe incorruptible no ha llegado), se le llama Cielo. Mira bien. Está ahí. Más cerca. Un poco más.
¿Viste?
Te lo dije.

Ana Rosa Díaz

Escritora cubano-española. Artista de la plástica, de audiovisuales, y actriz. Egresada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso (La Habana, 2003). Graduada de Teatro para niños y de títeres. Ha publicado los libros de poesía Pasos en el borde (Cuba, 2003), Profecías del Arquero (Cuba, 2008), Otra vez el cielo (Venezuela, 2013), Glosar el viento (Estados Unidos, 2022) y Poemas Oral Traumáticos y Cósmicos en Profecías del arquero (México, 2018) y Monte adentro (Élida Ediciones, España, 2023). Las novelas El hueco (Alemania, 2020), Rani y la charca misteriosa (2020 y 2021), y La ruta del encuentro (Platero Editorial, España, 2023) Delegada del “The Cove Rincon” (Capítulo España) y Miembro de la Unión Nacional de Escritores de España. Ha sido beneficiada en 2023 con la Beca de Resiliencia para Artistas Cubanos Migrantes en su primera edición. Reside en Madrid.

José Alberto Velázquez López

(Las Tunas, Cuba, 1978) Egresado del Centro Onelio Jorge Cardoso (2002). Mereció, entre otros, los premios nacionales Celestino de cuentos (2011), Navarro Luna de poesía (2011), Dulce María Loynaz de poesía (20219) y Franz Kafka de novelas de gaveta (2019). Autor de los poemarios En busca del cielo perdido (Ed. Sanlope, 2006); Yo desierto (Ed. Holguín, 2006); La burbuja heroica (Ed. Orto, 2012) y Ghetto (Neo Club Ediciones, 2016) y los libros de cuentos Fracturas y extrañezas (Ed. La Luz, 2012) y Gestos brutales (Ed. Sanlope, 2015; Editorial Primigenios, 2021).

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