La obra de Mónica Rodríguez destaca no solo por su sonoridad y la excepcional calidad que caracteriza cada uno de sus libros, sino también por su profunda capacidad para conectar emocionalmente con el público lector. Esta talentosa autora asturiana ha logrado crear un universo literario que resuena con las experiencias y sentimientos de sus lectores, lo que la convierte en una voz única dentro de la literatura contemporánea.
Con una formación académica sólida, es licenciada en Ciencias Físicas y cuenta con un máster en Energía Nuclear; sin embargo, en 2009 decidió dejar atrás el mundo de la ciencia para dedicarse por completo a la literatura, una apuesta audaz que refleja su pasión y compromiso con la escritura. Desde entonces, ha publicado múltiples obras que han recibido elogios tanto de la crítica como del público, consolidándose como una autora de referencia en el ámbito de la literatura juvenil y de fantasía. Mónica Rodríguez es, sin duda, un ejemplo de cómo seguir la voz interior puede llevar a la creación de obras significativas y conmovedoras.
He leído su prosa con deleite, asombro y admiración, y recientemente, para regocijo de los lectores, la Editorial El Naranjo en la colección Luciérnaga ha puesto a nuestro alcance un libro maravilla, Todos los árboles, algunos árboles, un instante de luces de colores.
Un universo con luz propia
En Madrid los mundos literarios giran entre sí y apenas se rozan. Uno de ellos es un universo con luz propia, independiente y único: la literatura infantojuvenil. En este universo habitan elfos, cocuyos, búhos, criaturas del día y la noche, un jardín que danza con sus farolas en el corazón de los lectores.
Si en algún tramo del camino perdiste tu niño interior esa puerta jamás se abrirá, no darás un paso porque no encontrarás tu “ábrete Sésamo” para entrar. Necesitas tener tus propias alas. Una vez dentro, reconoces a Heidi, El Principito, Momo, Pipa Mediaslargas, Manolito Gafotas, Alicia, Manzur, entre otros personajes. El embrujo de los Hermanos Grimm, Perrault, Andersen, J.K Rowling y tantos otros te maravilla. Hoy, una pandilla de escritores “ojos de niño” se pasea por las calles de Madrid con sus vestimentas de adultos; no importa el disfraz que lleves a la fiesta, los infantes siempre te reconocerán con el corazón.
El mundo de los libros para niños y adolescentes está ahí; sus revistas, premios, espacios, librerías, editoriales que se alimentan de los escritores para dar salud y disfrute a sus lectores.
Y es que al público lector hay que tocarlo con esa magia que sostienen editoriales como Kalandraka, Norma y El Naranjo, por solo citar tres que me llaman la atención; y escritores como Kaneko Misuzu, Gloria Fuertes, Gonzalao Moure, Antonio García Tijeiro, Juan Carlos Martín Ramos, Gracia Iglesias, Abdul Hadi Sadoun, David Hernández Sevillano, Ana Cristina Herreros, Miquel Desclot, Isabel Cobo, Åsa Lind, Miren Agur Meabe, Alfredo Gómez Cerdá, Patxi Zubizarreta, Rafael Salmerón, Beatriz Giménez de Ory, Raimon Portell i Rifa, Juan Kruz Igerabide, Ledicia Costa, y Mónica Rodríguez, esta última nació en Oviedo en 1969 y desde 1993 reside en Madrid, donde ha ganado premios tan importantes como el Cervantes Chico de Literatura Infantil y Juvenil, en 2018; el Premio Edebé de Literatura Infantil y el Barco de Vapor en 2023. En 2024 se ha alzado con el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil.
El periódico La Nueva España la ha nombrado Asturiana del mes, por la belleza y el unánime éxito de sus libros infantiles. El bosque es otra dimensión que intenta convivir al mismo paso que nos impone la vida y la modernidad.
Los invito a abrazar el mundo de Mónica Rodríguez, que ilustra magistralmente Manuel Monroy y hace que las páginas de este libro se conviertan en algo Sui Generis. Hay en estos versos reminiscencias de Walt Whitman, Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Eliseo Diego, José Martí.
La sensibilidad del ilustrador es onírica, un canto que invita a pisar el suelo que nos ha pintado en este poemario maravilloso, donde volvemos a saborear con gusto el lenguaje. En Todos los árboles, algunos árboles cada poema es un hechizo, un hecho inesperado, una vuelta en el camino, un paisaje detrás de cada tronco, de cada follaje. Un enamoramiento intenso con el verdor, el aroma de la madera, los trinos que nos devuelve el viento, el rumor de las aguas que corren y recorren cada hoja.
El canto y el vuelo de las aves, el zumbar de las abejas y sus mieles, la savia de la naturaleza que emerge en cada verso. Manuel Monroy va entrelazando la vegetación con la palabra de la poeta, esta poeta niña, poeta adolescente, hija, madre, esposa, que hila verso a verso el infinito para, como ella dice: entender la vida a través de la naturaleza. Aquí el festín son los versos y las ilustraciones, que van de la mano a celebrar con los lectores.
Aunque este sea su primer poemario, Mónica ha escrito poemas toda su vida, y es que la poesía estuvo antes que la prosa. Antes de embarcarse en sus novelas ya los poemas eran su tabla de salvación, antes que llegara el esposo, la casa, sus hijas, soles, planetas donde se aferra en su día a día. Mónica es una poeta en toda la extensión de la palabra, esa que potencia su imaginación, porque ha escrito un libro sencillo y memorable, sencillo a la altura de lo sencillo en José Martí o Juan Ramón Jiménez.
Como ellos, construye escaleras para ponernos a soñar a la misma velocidad de los astros. Nos aferramos a sus libros como quien se prende de un asteroide y se va de viaje por la galaxia. El mensaje de amor se esparce en la música que nos ha inventado en este bosque. Una poesía sin edad, para invitarte a reflexionar y amar, pisando el suelo bajo la copa frondosa de los árboles.
En Todos los árboles, algunos árboles están todos los versos que vamos a necesitar en el paseo, porque entre miles de maravillas, este libro hermoso es eso, un gran paseo. Será el libro que en 2025 todos querrán leer.
Soy el árbol que ves,
soy todos los árboles.
En mis cimientos,
un río de nombres.
Para tus noches y tus días están todos los versos, los ríos a cruzar, tus pasos y tus voces; con el rumor familiar de las cosas queridas recibes luces en cada estrofa, como quien salta de rama en rama, como un pájaro, de flor en flor. Sostente de un verso y el mundo te abrirá todas sus páginas, a tus ojos acudirán como un hechizo todos los cantos, todos los árboles.
Todos los árboles que serán
aguardan en esta semilla.
Mientras te intrincas en este bosque abraza un tronco y otro, convérsales como si le hablaras a los astros, a la noche, convéncete de que, tengas la edad que tengas, tu voz irá de raíz en raíz, de rama en rama, de estrella en estrella a conectarse con el universo. Y es que, por más que lo intentemos, no se le puede poner edad a la poesía, a los poetas, a la literatura.
Este es un bosque que nace del corazón.
Soy este árbol.
Un árbol.
Cualquier árbol.
Todos los árboles.
Tú.
Por Rafael Vilches Proenza, Madrid, enero, 2025.
Amigos, me ha gustado mucho la reseña del libro ‘Todos los árboles, algunos arboles’, así como conocer por primera vez a la escritora Mónica Rodríguez, de quien disfruté una entrevista que acabo de escuchar. Gracias a todos por crear y alimentar tanta belleza para nuestro mundo (especialmente, para los niños y jóvenes, y para quienes conservan vivo ese espíritu de los jóvenes y de los infantes), que tanto lo necesita. Felicitaciones. Un abrazo grande desde Guáimaro, Cuba.
¡Hola, querido amigo! Me alegra mucho que hayas disfrutado de la reseña y de la entrevista con Mónica Rodríguez. Es inspirador ver cómo la literatura puede tocar nuestras vidas, especialmente la de los más jóvenes. La belleza y la imaginación que aportan las historias son esenciales en estos tiempos. Gracias por compartir tu entusiasmo y por tus palabras tan hermosas. Un abrazo grande desde aquí también y que sigas disfrutando de la lectura.
Diusmel, gracias, ojalá y acá también puedan leer tus libros para niños. Te abrazo.